Alcoholismo:
El alcoholismo (adicción al alcohol) siempre tiene consecuencias. Pero no solo la adicción al alcohol produce daños en la salud, sino también el consumo regular de grandes cantidades, aunque no llegue a la situación de dependencia.
Las posibles consecuencias del consumo excesivo de alcohol incluyen:
- Daños en el hígado: el hígado puede sufrir daños permanentes por el alcohol. Las consecuencias pueden ser hígado graso (esteatosis hepática), cirrosis hepática o inflamación del hígado (hepatitis alcohólica). Dado que el hígado de las mujeres metaboliza más lentamente el alcohol, sufre más daño que los hombres.
- Daños en el cerebro: cada borrachera destruye millones de células cerebrales y, en menor medida, también la ingesta aunque sea moderada pero continua. Esto puede derivar en problemas de memoria, concentración y la capacidad de discernimiento. Posteriormente las consecuencias pueden ir desde un deterioro cognitivo leve hasta la demencia.
- Inflamación del páncreas, el estómago (gastritis) o el intestino.
- Cáncer: el consumo permanente de alcohol aumenta el riesgo de desarrollar cáncer en la boca, garganta, laringe y cáncer de esófago.
- Problemas en la vida sexual: la potencia y la experiencia sexual se ven afectadas negativamente.
Como consecuencia a largo plazo del alto consumo de alcohol o alcoholismo pueden aparecer efectos negativos en la estructura de la personalidad. Los enfermos de alcoholismo son a menudo agresivos, irritables y depresivos.
Impacto familiar
El alcoholismo (adicción del alcohol) no es sólo un problema para la persona afectada, sino también para los miembros de la familia, amigos y otras personas del entorno.
Aunque no sean alcohólicos, suelen sufrir los efectos del alcoholismo más que los adictos mismos, especialmente al comienzo. Se preocupan mucho sobre la salud de los afectados y luchan con las cargas adicionales que la familia tiene que soportar, incluyendo, por ejemplo, dificultades financieras como resultado de la adicción al alcohol. A esto hay que añadir que deben asumir los deberes y responsabilidades que, de lo contrario, serían responsabilidad de la persona adicta, como la crianza de los niños o el sustento de la familia.
Las personas en esta situación suelen utilizar mucha energía para ocultar el alcoholismo al mundo exterior, poniendo las propias necesidades en segundo plano. Además, pueden sufrir diferentes síntomas, como insomnio, nerviosismo, depresión o trastornos gástricos y, en el peor de los casos, incluso puede llegar producirse alcoholismo. Además, puede ocurrir que el afectado se retire del mundo exterior, por la vergüenza de que alguien pueda descubrir el problema de su pareja o familiar.
Drogadiccion:
El consumo de drogas, por su incidencia y las graves consecuencias que estas sustancias acarrean para la salud, está considerado como un problema social. Los adolescentes son uno de los grupos más vulnerables ante el consumo de estupefacientes.
Consecuencias para la salud
Las drogas acarrean una serie de consecuencias perjudiciales para la salud física y psíquica de los consumidores; sin embargo, al encontrarse en una etapa de desarrollo y de formación del hombre adulto, estas consecuencias son más graves en los adolescentes:
- Daños en el aparato respiratorio: Sobre todo asociados al consumo de cannabis (bronquitis, enfisemas pulmonares, etcétera).
- Daños cardiovasculares: Como hipotensión y alteración de la frecuencia cardiaca (cannabis), taquicardia e hipertensión, riesgo de angina de pecho e infarto de miocardio, hemorragias cerebrales (cocaína), arritmia, cardiopatía isquémica (drogas sintéticas).
- Daños cerebrales: Alteraciones neuropsiquiátricas, neurotoxicidad (muerte de neuronas), riesgo de infarto cerebral, etcétera.
- Otros daños en el organismo: problemas dentales, pérdida de olfato, sinusitis, perforación del tabique nasal, insomnio, convulsiones, insuficiencia renal, rabdomiólisis (necrosis del tejido muscular que provoca la liberación de contenidos de las fibras musculares y que provoca fuertes mialgias), coagulopatía, insuficiencia hepática, etcétera.
- Daños psicológicos: Trastornos de la memoria, la concentración y el aprendizaje (lo que deriva en fracaso escolar), trastornos psicomotores y en la realización de tareas complejas, reacciones de ansiedad y de pánico, aumento de la depresión, desarrollo de esquizofrenia (en personas con predisposición), brotes psicóticos, etcétera.
Señales de alerta
Los jóvenes que consumen este tipo de sustancias pueden presentar una serie de cambios en su conducta y hábitos que podrían dar ciertas pistas a su entorno para detectar este fenómeno, aunque es conveniente tener en cuenta que se debe tener precaución con esto, ya que la adolescencia es un periodo donde los jóvenes pueden experimentar muchos de estos cambios de conducta:
- Irritabilidad y desarrollo de una conducta agresiva.
- Pereza, apatía o somnolencia constante.
- Hiperactividad.
- Pronunciación lenta o mala.
- Ojos inyectados en sangre, pupilas dilatadas (grandes) o puntiformes (muy pequeñas).
- Desarrollo de malas prácticas, como mentir o robar, etcétera